El
doping es un ejemplo de los numerosos intentos que a través de la historia, el
hombre ha realizado para mejorar artificialmente su propia resistencia a la
fatiga al participar en la guerra, en la caza y en el deporte, mezclando para
ello frecuentemente la terapia con la magia y la brujería.
La
humanidad, incapaz de aceptar libremente sus limitaciones físicas y mentales,
siempre ha buscado formas mágicas en un intento de superar con el mínimo
esfuerzo sus posibilidades naturales.
Sobre la
práctica del doping hay muchos antecedentes históricos. Una de las primeras
referencias la brinda un cuadro chino que muestra un emperador masticando una
rama de Ephedra (droga).
La
mitología nórdica cuenta que sus legendarios Bersekers aumentaban su fuerza
combativa mediante la bufotenina, extraída del hongo amanita muscaria.
Cronistas de la Grecia clásica narran que los fondistas, saltadores y
luchadores participantes de los Juegos Olímpicos recurrían a ingestiones de
extractos de plantas, extirpaciones del bazo y otros medios para mejorar el
rendimiento.
La
utilización de sustancias o de otros medios para mejorar la marca es tan
antigua como el deporte de competición. Por ejemplo, se sabe que los atletas
que participaban entre los siglo IV a VIII a. C. en las Olimpiadas de la
antigua Grecia utilizaban dietas especiales y pociones estimulantes para
fortificarse. Estos atletas griegos tenían unas ganancias económicas tan
importantes (equivalentes a medio millón de euros actuales) que algunos de ellos
buscaban medios ilegales para ganar a cualquier precio.
En la
era precolombina, los incas mascaban hojas de coca en sus ritos, trabajos y
luchas.
Más
recientemente, la cafeína es usada desde 1805 en natación, atletismo y
ciclismo, donde se registra el primer caso mortal, el ciclista galés Linton,
que fallece en 1866 durante la carrera París-Burdeos por tomar estupefacientes.
En 1928,
la Federación Internacional de Atletismo fue el primer organismo que prohibió
el uso de sustancias dopantes. La mayoría de las federaciones deportivas
internacionales introdujeron los controles de dopaje en la década de 1970. Sin
embargo, estos controles eran poco efectivos porque no detectaban la presencia
de esteroides anabolizantes que estaban siendo utilizados por bastantes atletas
desde los años 60.
En las
Olimpiadas de Roma 60 fallece el danés Knud Enemark por uso de anfetaminas; y
en 1.967 durante el Tour de Francia fallece el inglés Tom Simpson de cansancio y
deshidratación por una mezcla de anfetaminas y alcohol. Con estos dos trágicos
sucesos se aceleró el proceso para evitar el consumo de drogas en los deportes.
En la
década de los 90's se cuestionó la tecnología con la que se detectaban las
sustancias, ya que el avance en el mejoramiento de éstas sucedía con mayor
rapidez, lo que dificultaba que se identificaran. Así fue como en 1999 se creó
la Agencia Mundial Antidopaje (WADA
por sus siglas en inglés), una fundación que promueve la lucha contra el
dopaje.
Agencia Mundial Antidopaje (WADA por sus siglas en inglés)
Sobre
muchos atletas recae el peso de la duda. Lasse Viren, campeón olímpico en 5.000
y 10.000 metros en las olimpiadas de Munich (1.972) y Montreal (1.976) fue
acusado de haber recibido transfusiones de su propia sangre, obtenida tras
intensos entrenamientos en altura, antes de la competición. Más reciente y
trágico es el caso de Florence Griffith, triple campeona olímpica en pruebas de
velocidad, que falleció ataque al corazón mientras dormía, en septiembre de
1998. Su progresión resulta asombrosa; Griffith, que jamás dio positivo en los
controles antidoping pasó de ser una buena atleta a convertirse en una
velocista invencible, con un cuerpo extraordinariamente musculado.
Record de Florence Griffith de 10,49 segundo en los 100 metros Indianápolis 1.988
Su caso es
muy similar al del canadiense Ben Johnson plusmarquista mundial y campeón
olímpico en los Juegos de Seúl (1.988), que, sin embargo fue desposeído de su
medalla olímpica y de su récord de los 100 metros, al demostrase había
utilizado estanozolol, un esteroide anabolizante.
Record de Ben Johnson (Seúl 1.988)
El mundo
del ciclismo, siempre bajo sospecha, ha vivido en los últimos años en continuo
sobresalto. En el Tour de Francia de 1.998, todo un equipo, el Festina, hubo de
abandonar la competición y fue investigado por la justicia. Su masajista fue
sorprendido con 400 dosis de esteroides anabolizantes y hormonas del
crecimiento. Un año después, el italiano Marco Pantani, campeón de Giro y Tour
en 1.998, fue descalificado en esta última prueba al superar la tasa permitida
de hematocrito, lo que podría significar el uso de EPO.
El Italiano Marco Pantani
No hay comentarios:
Publicar un comentario