Por
tratarse un problema inherente, al doping es problema social, cuya solución
supone la aplicación de estrategias y acciones. Las federaciones deportivas y
gobiernos han iniciado y potenciado eficaces medidas disuasorias que influyen
en el ánimo del deportista cuando a este se le presente la disyuntiva de
competir con doping o sin doping.
Estas medidas disuasorias se llevan a la práctica
con tres tipos de acciones:
·
Acciones
preventivas: Las acciones preventivas se ejercen mediante
programas de divulgación, información y educación. Los grupos receptores son
todos aquellos que se relacionan con el deporte: deportistas de todos los
niveles competitivos, niños escolares, jóvenes profesores de educación física,
médicos, entrenadores, dirigentes, entre otros. La sociedad está poco informada
y se debe conseguir que la ignorancia no se convierta en excusa.
·
Acciones
controladoras: Los controles antidoping permiten conocer el
alcance del doping en un deporte, además reduce por su efecto disuasorio el
consumo de drogas. También es útil la vigilancia en el comercio de medicamentos
y la inspección de equipajes de los deportistas.
h·
Acciones
sancionadoras: Son complementarias a los test antidoping;
sin sanciones en los casos deportivos, los controles serían inútiles. Las
sanciones deben ser justas y equitativas; la tendencia actual es extender las
sanciones a otras personas responsables además del deportista (entrenador,
médico, entre otros).
El ciclista Lance Armstrong fue suspendido de por vida y se le quitó los siete títulos del Tour de Francia
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