El
deporte de competición es un ejemplo característico de actividad que,
inevitablemente compara a cada deportista con sus compañeros, y se le exige
además una constante superación para llegar a ser el mejor. Pero estas
aspiraciones dejan de ser legítimas cuando se quieren cumplir por medios
peligrosos, violentos y ajenos a la ética, entre estos esta el doping, por ello
su uso está prohibido.
·
Motivos
éticos: El doping es una pieza que no encaja en la estructura
del deporte. Su práctica es contraria a la ética y lealtad deportivas. En
efecto, si uno de los objetivos de la práctica deportiva es el desarrollo
integral del deportista en la libertad y la dignidad, cuando aparece el doping
se anula este propósito, porque su práctica corrompe al deportista, lo
convierte en un objeto al que se utiliza y manipula, en una maquina que hay que
amortizar en breve plazo y que tiene que rendir al máximo. Por otra parte el doping
es deshonesto porque contradice la finalidad primaria del deporte, que es
conseguir una mejor salud física, mental y social.
Agencia Munial Antidopaje (AMA)
·
Motivos
sanitarios: Es potencialmente peligroso para la salud
porque: expone al organismo al riesgo de sobrepasar fatalmente sus límites
normales, altera la coordinación normal de las funciones orgánicas y psíquicas,
ocasiona progresiva dependencia y hábito al uso de drogas,, induce a cierto
abandono del entrenamiento metódico, causa un deterioro físico tal vez
irreversible.
·
Cómo
prevención de la violencia: El doping puede uno de los
factores desencadenantes de la violencia en el deporte. En términos generales,
el deporte es relajante, pero con la competencia pueden aparecer tensiones que
pueden convertir al deporte en una actividad de gran tensión. Si a ello se la
añade el uso de drogas que aumentan la agresividad, el resultado puede ser el
ataque o agresión corporal.
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